

Bandera de Manacor
La comida ha estado presente en nuestra familia desde hace décadas. Aún recuerdo el olor a pan recién horneado en una de las panaderías fundadas por mi abuelo Miguel, la panadería Ercilla. Era una experiencia sublime acercarse al horno y pedirle una rica marraqueta a los maestros panaderos, la que era difícil de sostener en la mano por la alta temperatura a la que salían, pero luego que se enfriaba lo suficiente, ya comenzaba el viaje para disfrutar de ese manjar tan nuestro.
Cuanto trigo y maíz habré visto llegar al molino de nuestra familia en Rancagua (Molinos San Miguel), ya sea por camión o por tren, en las famosas etelvinas, carros especialmente diseñados para transportar granos. El proceso de molienda traía por resultado una harina de calidad espectacular, la cual sigo usando para respostería y galletas.
Otra persona que tuvo una gran influencia en mi incursión y amor por la cocina fue mi abuela materna, Liliana Harnecker. No solo cocinaba delicioso, sino que lo hacía con gran placer y dedicación. Que suerte tuve de poder acompañarla a la feria y pasar tiempo mirándola como cocinaba, todo parecía fácil, pero quizás eran esas pizcas de cariño las que hacían toda la diferencia.
Comencé a prepara hace más de quince años. Todo partió luego de haber sido invitado a un almuerzo en el cual vi como se cocinaba una paella, y me pareció tan espectacular el plato y su preparación, que a los pocos días decidí comprar los implementos necesarios para prepararla. Reconozco que los inicios no fueron del todo fáciles, se requiere estudio, técnica y práctica.
Ha pasado el tiempo y muchas paellas han sido cocinadas para personas que quieren celebrar algo especial, pero eso no ha evitado la constante búsqueda de nuevos ingredientes, combinaciones y sabores de esta maravilla culinaria de la cocina española.
Mis hijos, la familia y mis amigos me motivaron a iniciar este nuevo emprendimiento en el año 2025. Algunas personas me han preguntado acerca del nombre que escogí, y la razón principal fue usar Manacor para honrar a esta bonita ciudad ubicada en la isla de Mallorca, lugar de origen de nuestra familia.
Sin pretensiones de ningún tipo, por el cariño a la buena mesa y por hacer felices a las personas, me atrevo a ofrecer mis paellas para esos momentos y celebraciones especiales que junto a los amigos, familia, compañeros de trabajo y nuestros hijos, se transformarán en momentos que perdurarán para toda la vida.
José Miguel Ferrer Villanueva